LISTADOS: TIPO DE INTERVENCIÓN

Según (Herráez et al., 2019), la conservación preventiva es una estrategia de conservación que supone identificar, evaluar, detectar y controlar los riesgos de deterioro con el objetivo fundamental de eliminar o minimizar dichos riesgos, actuando sobre el origen de los problemas, que generalmente se encuentran en los factores de alteración externos. Además de esa definición se puede entender como aquellas medidas y acciones dirigidas a evitar o minimizar en el futuro una lesión o daño, un deterioro, una pérdida y, en consecuencia, cualquier intervención invasiva.

La conservación curativa se define como acciones aplicadas directamente a un bien para detener o retrasar el deterioro y/o limitar lesiones o daños. A su vez, la restauración se define como aquellas acciones aplicadas a un bien estabilizado destinadas a mejorar su reconocimiento, comprensión y/o uso, dentro del respeto y/o poniendo de manifiesto su interés patrimonial, y los materiales y técnicas utilizados (AENOR, 2020). Los dos conceptos, acciones directas sobre un bien, se presentan relativamente similares en sus definiciones, aunque con diferencias conceptuales significativas: por un lado, la restauración, son acciones directas relacionadas con la estética y comprensión del elemento patrimonial, y, por otro lado, la conservación curativa, son aquellas acciones directas destinadas a estabilizar un deterioro causado por una alteración.
En este modelo concreto, se han concebido como una única clase—a pesar de sus diferencias terminológicas y conceptuales—ya que, según dice la norma internacional (AENOR, 2020) en algunos ámbitos profesionales, especialmente en el campo del patrimonio cultural inmueble, el término tradicionalmente abarca todo el campo de la conservación, y más concretamente, la conservación curativa o correctiva a menudo se implementa al mismo tiempo que la restauración. 

Las actividades de la planificación se podrían definir como todas aquellas que se destinan a programar lo que en un futuro se va a hacer en los bienes culturales (Querol, 2010). Este grupo de actividades es especialmente adecuado para las administraciones públicas.

La rehabilitación es aquella intervención en un bien inmueble—por ello es una subclase de la clase intervención—con el fin de restituir la funcionalidad anterior, para adaptarlo a una función diferente o cumplir las normas de confort, seguridad y acceso  (AENOR, 2020). La renovación, a su vez, es la acción de renovar un bien sin necesidad de respetar su material o interés patrimonial.